Los buenos suicidas - Toni Hill




Los buenos suicidas 
Toni Hill 
Nº de páginas: 384 págs.  
Editoral: DEBOLSILLO 
ISBN: 9788499896786

En una ciudad que ha perdido el brillo, un policía lucha contra las sombras. Noche de Reyes de 2011. El inspector Héctor Salgado, obsesionado por la desaparición de Ruth, su ex mujer, no puede conciliar el sueño y fuma un cigarrillo tras otro. De madrugada, aún insomne, recibe una llamada del nuevo agente a sus órdenes: la secretaria del director general de una conocida empresa de cosméticos se ha arrojado a las vías del metro. Parece un caso menor, pero con el paso de los días Salgado irá descubriendo que tras ese presunto suicidio se esconde una compleja y peligrosa red de mentiras. Entretanto, la agente Leire Castro, atrapada en casa por una baja médica prematura, a mes y medio de dar a luz, también piensa en el caso nunca cerrado de Ruth. Es un misterio al que no puede resistirse. Y aunque en su estado no debería emprender una investigación, en su carácter está no detenerse, insistir, derribar esas fachadas que siempre ocultan males mayores. 

El verano es para la novela negra.  Hace tiempo que   me daba pereza el leer autores de este género nacionales, después de la última y decepcionante experiencia (daría para mucho  comentario, pero para que perder el tiempo en algo que deje medias indignada por la mediocridad  de una prosa rancia y cursi y por una historia delirante  sin posibilidad alguna de redención). Los buenos suicidas ha sido,  sin la menor duda una lectura  muy  gratificante.

El argumento que precede,  no da  la talla para lo que la novela ofrece. Ni la ciudad pierde el brillo, ni  hay una sombra tan agobiante, ni hay tanta obsesión,  ni peligro para los protagonistas. Nos enfrentamos a personajes bien construidos con su maleta a cuestas de frustraciones y logros, a ambiciones creibles, a pequeñas tragedias cotidianas de soledades.  La vida privada de los protagonistas  traspasa la historia de una manera coherente,  el drama, el caso, no es una muestra de  degeneración excepcional, por eso tal vez resulta más inquietante, es una de esas historias  de maldades cotidianas, de las que pueden brotar en cualquiera de nosotros porque  nace de la misma esencia del ser humano  y  está dentro  también de las víctimas.

Y junto a una historia que podría aparecer cualquier día en una página de sucesos de una periódico de provincias, sin destacar demasiado, una brillante narración, que se demora en detalles pero sin que estos lastren  la lectura, reflexiones que  nacen de las situaciones sin que las oculten ni hagan sentir al lector que hay intenciones de estilo, simplemente son tan creíbles como los personajes. Reflexiones sobre la naturaleza humana, sobre la personalidad de los personajes, sobre las situaciones, sobre la ciudad y la edad. El sexo como un elemento natural, los lastres personales y los traumas de infancia sin regodeos impostados, psiquiatras y expertos, que por primera vez en una novela hablan sin dar verdades absolutas, que se apoyan en la realidad de cualquier  razonamiento práctico.

Esta vez sí que creo de verdad que hay una nueva mirada al género, sin imposturas y sin  pretensiones de hacer nada forzado, pero con un resultado excepcional, sin renunciar por ello a los referentes clásicos de unos personajes ya conocidos:  el detective con la etiqueta de problemático, la policía marisabidilla hiperactiva, los personajes solitarios, la muerte que ronda a unos a otros, los periodistas fisgones, los personajes que ponen zancadillas, adolescentes problemáticos, el sexo.

Creo que este punto se merece un comentario propio. Suele molestarme mucho la introducción de este tema en la novela de género porque siento que se incluye como un elemento de "obligado cumplimiento", sin embargo aquí ha sabido el autor utilizarlo en justo punto, el incluirlo en la vida de sus personajes de una forma natural, en sus diferentes versiones, desde las que sonarían más perversas a las cotidianas, sin que por ello haya sentido que lo hace como una fórmula forzada. Hay en él un tratamiento convincente,  no hay amago de censura, no hay un buenismo al contemplar la homosexualidad, ni la promiscuidad o las relaciones anticonvencionales, solo es una mirada más a los personajes, aunque en alguno de los casos resulte decisivo como desencadenante de la dirección que tomarán los acontecimientos.  

Tony Hill, es un gran escritor, sin matices ni peros. 

(Hace mucho que tenía que haber publicado esta entrada que se quedó en el baúl de los borradores  por despiste)

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