El constructor de Piramides
Algo tiene la historia del Antiguo Egipto que nos inspira tanta curiosidad. Creo que está en gran medida provocada por los testimonios que nos quedan de su sofisticada civilización, por la belleza de sus monumentos a medio camino entre la historia y la leyenda y sin embargo, son numerosas las fuentes que se conservan y que nos proporcionan detalles de todos los aspectos de la vida de los antiguos egipcios.
Son muchas las novelas históricas ambientadas en esta época, pero pocos escritores pueden alardear del rigor que usa Santiago Morata para trasladarnos a esta fascinante civilización y recrear sus detalles mas nimios.
El constructor de Pirámides nos conduce al principio de la época de las pirámides, a la IV dinastía allá por el 2600 a.c. El argumento gira en torno a la búsqueda de la imortalidad para el faraón, a los primeros logros exitosos de las técnicas de embalsamamiento y los tanteos y el hallazgo de la formula en la construcción de las pirámides. De las pirámides tal y como hoy las conocemos y soñamos, que constituían la ultima morada para la eternidad y uno de los medios para conseguirla.
Cuando leemos el El constructor de Pirámides, somos conscientes de la veracidad de la historia por el detalle de las descripciones de ritos y de ceremonias, de los pequeños matices de la vida cotidiana presentes a lo largo de toda la novela, Pero es que es mucho más, es la misma trama, las aventuras y sus protagonistas, lo que sentimos como episodios salidos de la imaginación de un escritor del siglo XXI, lo que de repente se nos revelan como episodios documentados con el rigor de historiador a los que un creador de historias les ha dado una nueva vida, una vitalidad moderna y apasionante en lo que es una forma de sumergirnos en una sociedad separada de nosotros mas de 4500 años y una novela de acción que no nos deja de la mano, y nos invita a conocer a unos personajes que respiraron y vivieron de verdad.
El autor ha sabido moverse entre territorios vacilantes de la memoria documentada, construyendo una aventura que pudo ser posible, que se apoya en hechos y en logros reales y confirmados. Los personajes cobran vida poseyendo los rasgos de sus sombras del pasado, sus ambiciones, sus sueños, sus deseos. Dentro de unos esquemas fieles, hay un abanico de posibilidades para rellenar las lagunas, con amores, pasiones, odios, ambiciones, venganzas y fidelidades y eso es lo ha hecho Santiago para conseguir transmitírnoslos reales y cercanos sin perder nunca la parte de verdad en la que se inspira.
La carga de documentación no pesa en la lectura, se hace amena al integrarla en una trama apasionante. En un ejercicio de imaginación da respuesta plausible a misterios que la arqueología no ha sabido interpretar, pero que resultan creíbles.
Tiene además Santiago el acierto de proporcionarnos la información de los episodios y personajes que, documentados, ha novelizado, y presentarnos las fuentes a las que ha recurrido.
La historia y mas la que nos resulta tan alejada es difícil de verficar, al fin y al cabo la conservan los vencedores, y hay matices que nunca podremos saber si son tan solo la revancha de quienes fueron vencidos en su tiempo pero sobrevivieron a ella, acabando por triunfar en la memoria. La imagen de un Keops cruel y soberbio, nunca sabremos si es una venganza de una casta desposeída de poder o simplemente se corresponde con la verdad. Nunca sabremos si los episodios que se narran fueron veraces o exagerados, pero lo que si es cierto, y eso nadie puede hurtarlo, es que están documentados así. Y así asumidos los ha revivido el escritor para proporcionarnos a los lectores un material con el que soñar mientras acompañamos a toda una galería de protagonistas por los avatares del pasado.
Es en definitiva, una estupenda novela para viajar al mundo apasionante de los antiguos egipcios, para disfrutar de las peripecias de hombres hechos a si mismos con ayuda del destino y para relajarnos mientras aprendemos como vivía y a que aspiraba una humanidad que solo cambia de costumbres pero con un alma común a la nuestra.
Es en definitiva, una estupenda novela para viajar al mundo apasionante de los antiguos egipcios, para disfrutar de las peripecias de hombres hechos a si mismos con ayuda del destino y para relajarnos mientras aprendemos como vivía y a que aspiraba una humanidad que solo cambia de costumbres pero con un alma común a la nuestra.
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