Un rey sin diversion - Jean Giono
En el invierno de 1843, la región de Trièves, en la Provenza, permanece sepultada bajo la nieve. En un pequeño pueblo de la comarca empiezan a producirse una serie de misteriosos sucesos: una muchacha desaparece; un joven es atacado; un cerdo mutilado. La primavera llega cargada de cadáveres. Los lugareños, atemorizados, deciden recurrir a los gendarmes, y estos llegan al pueblo capitaneados por un enigmático individuo, Langlois, que pronto se revelará capaz de llevar a cabo los actos más monstruosos y crueles, y también los más compasivos. Un rey sin diversión es un relato hipnótico, oscuro, sensual, provocativo, que constituye un canto a la naturaleza en su dimensión más salvaje, que es también la más hermosa.
Este resumen argumental es solo el punto de partida de lo que en realidad es una vieja historia en una comunidad aislada en un entorno rural que se convierte en mito local.
El bosque, la naturaleza misteriosa reina en un relato, de toques casi mágicos, donde la vida sigue sus ciclos, y las estaciones condicionan el ritmo y los personajes se ven acogidos por ellas.
Con un estilo muy descriptivo, con pinceladas impresionista que impregnan los sentidos de olores, de colores, de tactos y que dota a las inclemencias del tiempo de una entidad casi humana, consigue sumergirnos en ese entorno envolviéndonos. La emociones, las sensaciones, las tonalidades del bosque, de la nieve, el sonido del zumbido de los insectos y el bullir de la vida del bosque, pero también la soledad y el aislamiento.
Los pocos acontecimientos que suceden y que nos son transmitidos adquieren a los ojos de quienes nos lo cuentan la talla de gestas heroicas, engrandeciendo unas anécdotas que son miradas con unos ojos de los dotan de la grandeza de una tragedia inexistente y a la vez desdramatizan los acontecimientos más oscuros.
El ritmo es muy ágil sin embargo, pese a que curiosamente lo que predomina en todo momento es el paisaje del bosque y de los sentimientos. Las sensaciones que transmite se vuelven se vuelven casi físicas.
No es un libro para quienes busquen una historia con desarrollo convencional, el puzle de las pequeñas anécdotas están cargadas de poesía, con una evocación popular, pero de una enorme belleza en su sencillez que está perfectamente transmitida con un tono que oscila entre el recuerdo idealizado, toques de humor popular, y un realismo que acerca los hechos sin disfrazarlos ni justificarlos.
La trama es mínima, abundan las descripciones, los personajes son magníficos, la historia queda oculta a medias por una suerte de sobreentendidos que se construyen a base de una complicidad con el lector buscando una especie de fotografía difuminada por el tiempo y el paisaje. Y es que es ante todo una novela de personajes, de paisajes, de recuerdos compartidos con nostalgia.
En ese mundo aislado de pequeño pueblo entre las montañas, de ambiente rural en que todos espían los secretos de los demás, no hay descubrimientos oscuros, ni sentimientos perversos. Aquí hay color, y el paisaje huele y cruje y los habitantes del pueblo tiemblan ante el acoso de las fieras que los amenazan, pero están decididos a acabar con ellas en comunidad, con el valor ingenuo del que conoce el terreno y sigue a un autentico lider de hombres. Son solidarios y se protegen entre sí y cuidan unos de otros con gestos desmañados, con la rudeza de la gente del campo, pero es una comunidad unida. La maldad esta fuera y les cuesta entenderla, no hay ningún tipo de sordidez ni de oscuros secretos, solo pequeños cotilleos y los pecadillos conocidos son entendidos.
Si hay un protagonista al que todos admiran y respetan,. Un hombre que se impone con sus silencios y con sus acciones que vela por la pequeña comunidad en solitario. Solo él conoce sus proyectos y sus motivos. Langlois, es hermético y solitario, un héroe de acción del que todos quieren saber, pero al que todos respetan. Un héroe que se impone en la memoria colectiva, pero que al final es solo un hombre solitario y perdido.
Es una lectura deliciosa y relajada, que nos deja un halo de melancolía cuando acaba. Un poquito de tristeza sosegada.
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