Abismos - David Jasso
Abismos” es una antología de relatos de terror: “El huevo”, “La bruma”, “El tubo”, “El cine” y “La textura de tu piel”, nos presentan a unos personajes afines, pequeños dramas cotidianos que se van desarrollando ante la mirada del lector a veces sorprendido, a veces con una medio sonrisa en la boca. Porque el terror de David Jasso tiene un componente de perverso humor negro que no se puede obviar, y que aflora de vez en cuando en medio de la tragedia y de los escalofríos que nos provoca.
Cinco relatos con un tipo de terror basado en hechos vulgares, en tragedias que nos esperan a la vuelta de la esquina. A partir de estas situaciones familiares, se van desgranando unas historias que desembocan en un alucinante viaje al miedo. Da lo mismo que sea un huevo y un crío aburrido o una joven enferma terminal y su psiquiatra, un niño algo desubicado que tras la muerte de su padre que se lleva a casa un trozo de inquietante basura, una enferma de anorexia y el trauma de un accidente de trafico, o una sesión de cine; cualquier contexto es susceptible de traernos de la mano el horror y un escenario delirante y oscuro. El miedo que construye David se esconde en cualquier grieta de nuestra vida acechando para envolvernos en la locura y en el delirio.
Su lenguaje directo consigue el objetivo de hacernos parte de una alucinación de la podríamos ser protagonistas sin demasiada imaginación. Construye una angustia familiar, un terror gradual que va ascendiendo poco a poco desde la anécdota intranscendete a la desesperación de los personajes. Unos finales contundentes y sin vuelta atrás una vez que se ha asentado y que desmoronan los esquemas más obvios de las situaciones planteadas.
Me gusta ese tipo de terrorcito con su punto de cinismo, ese que provoca una mirada por encima del hombro, la inspiración en la parte oscura que todos llevamos dentro, Hasta la ancianita que cruza por la calle aparentemente desvalida, podría encerrar en sus decrépitos huesos, un alma enferma y temeraria. Eso es precisamente lo que nos proporciona un agradable y estremecedor cambio en nuestros esquemas provocadores del miedo lúdico, acostumbrados a tanta sangre corrompida por zombis malolientes, mandíbulas goteantes o peludos forzudos con rasgos animales. Y es que el miedo, el de verdad esta aquí al ladito y respirando en nuestra nuca.
Comentarios
Y lo de que una simple viejecita cruzando la calle entraña peligro me ha inspirado, a lo mejor sale de ahí un relato...
Bueno, te dejo, que tengo el terror aquí a mi lado, babeandome la nuca. Gracias por todo.
Saludos.